Cuando las personas nos consultan, cuentan relatos: hablan de la historia de los problemas, aprietos o dilemas que las trae a terapia y cuentan lo que las llevó a la decisión de buscar ayuda. Al hacerlo las personas tejen los acontecimientos de sus vidas en secuencias que se despliegan en el tiempo según un tema o una trama. Esos temas reflejan a menudo pérdidas, fracasos, incompetencia, desesperanza o futilidad. Las conversaciones de re-autoría, en cambio, invitan a las personas a continuar desarrollando y narrando sus vidas, pero también las ayudan a incluir algunos de los acontecimientos y experiencias más desatendidos pero potencialmente más significativos. Estos acontecimientos y experiencias están desfasados de las tramas de vida dominantes y pueden ser considerados desenlaces extraordinarios”.
Michael White, Mapas de la Terapia Narrativa.
Así me encontré un día, terminando el 2018. Contando y relatando mi historia dominante, que no se parecía en nada a una que había soñado solo un año atrás.
En febrero del 2018, hace justo un año, comenzaba mi blog School&Home. Desde Tailandia. ¡Que maravilla de lugar para iniciar un viaje!
Con S&H – el blog, me propuse compartir mis experiencias de Educación en Casa (mis hijas van al colegio, pero considero que Educar -con mayúsculas- nos toca a los padres) Así que trabajé en ello, compartiendo en el blog, para no olvidarme de lo que era importante para mi, y en paralelo intenté construir y compartir mis ideas y conocimientos desde un lugar profesional. Con un trabajo en dependencia.
Así fue como el relato que comencé a contarme se fue alejando día a día de mi relato preferido.
Pero (gracias a Dios) la vida está en continuo movimiento. Y creo que al fin yo misma estoy aprendiendo a convivir con esto. Y sobre todo convivir con la idea de hacerme responsable, yo y nadie más, de que el relato de mi existencia es, sobre todo, de mi autoría. Aunque haya que borronearlo, revisarlo y corregirlo una y mil veces.
Así fue que elegí permitirme continuar acariciando los acontecimientos más significativos y que menos quiero desatender: mis hijas. Y un año después, estoy lista para comenzar otro viaje: La transformación de mi blog en una web personal. Un espacio de trabajo, legítimo, legal y largamente deseado.
Llegó la hora. Tal vez porque estoy en el año en el que cumplo 40 (todavía nooo, en octubre, nadie me salude por favor! :D) Estoy ahora justo donde quiero. No puedo pedir más.